Inventando el arroz con leche

martes, 28 de enero de 2014

Todo lo que no te contarán sobre el matrimonio

¿Cómo hacemos el amor?

Los primeros días que salgas a pasear con tu marido, tendrás que armarte de paciencia, te lo advierto.Te encontrarás con todo tipo de personas que querrán verlo, incluso aunque no te conozcan a ti. Esos son los mejores.Esos y los que te dicen cosas del tipo "Uuuuy pero qué bien cuelga los cuadros en la pareeeeed. No te pido la blancandeker porque los tengo ya todos colgados, los míos" y luego te llaman para que les monte unas estanterías del Ikea. Querrás matarlos. Matarlos directamente, porque alguien que no sabe que mas pronto que tarde un marido hará una chapuza en casa, es lo menos que merece. Pero la cosa puede empeorar. Es mas que posible que a continuación te pregunten si haces el amor con él. Es una pregunta trampa, porque de tu contestación dependerá que te consideren una buena o una mala esposa. Al parecer, la respuesta correcta es que si. "Si señora, me acuesto con él, y eso que tengo una vaginitis que tengo que morder un lápiz cada vez que echamos un pinchito" Sonrisa de satisfacción. "Claro que me acuesto con él, aunque tengo tan pocas ganas que el pobre se aburre como una ostra" Sonrisa de satisfacción. "Por supuesto que me acuesto con él, pero me pongo tan nerviosa mientras lo hago (¡me despeino tanto!) que le pongo histérico a él" Sonrisa de satisfacción. Todos los inconvenientes darán igual: lo importante es que habrás optado por acostarte con tu marido y eso te acercará a la medalla al mérito del matrimonio, que por lo visto está en juego, y sufrir da puntos.
Si, por el contrario, contestas que no, que le enseñas a hacer el amor solito con su muñeca, las miradas de reproche acompañarán al "¿Y eso por qué?" Si, amiga, cualquiera puede opinar sobre una decisión que sólo te corresponde tomar a ti. Y créeme que en efecto opinarán. Pero tu no te dejes influir por los comentarios. De hecho, se supone que habrás meditado los pros y los contras de hacer el amor en persona con tu marido mucho antes del matrimonio.

Hay quien sostiene que hacer el amor con el marido es bueno psicológicamente porque favorece la relación entre el marido y la esposa. Eso habría que discutirlo. Conozco a esposas que dan besos a sus maridos  (ojo, sin arrugarse la ropa) mientras éstos hacen el amor con su muñeca y su relación es tan firme y sólida como la que pueden tener matrimonios que han hecho el amor juntos en persona durante los primeros seis meses tras la boda.
Hacer el amor con tu marido tiene algunas ventajas que no son desdeñables. Quemarás alguna caloría de mas, esas procedentes de las tapitas del bar de diseño al que acudes en ocasiones con tus compis de oficina; aunque has de aceptar desde ese instante que tendrás que despedirte de tu peinado divino, tu cama perfectamente hecha, tus uñas impolutas.... tardarás mas o menos un año en dejar de sudar como hacías antes de casarte. No te agobies si segregas un poco mas que antes. Es temporal. Con un poco de paciencia, con el tiempo todo volverá a su cauce. Es todo lo que puedo decirte. También es cierto que hacer el amor favorece la síntesis de endorfinas, que favorecen la conciliación del sueño, algo de importancia capital si tenemos en cuenta que os despertareis varias veces por noche.
Después de leer todo esto, igual te preguntas cómo es posible que haya mujeres que prefieren que su marido haga el amor con una muñequita. A veces no es una decisión, sino una imposición de la naturaleza porque la esposa está enferma, toma determinados medicamentos, o no produce suficiente lubricación. En otros casos, todas las bondades de hacer el amor chocan con una falta material de tiempo, o de tranquilidad. O puede ser que, simplemente, no te apetezca. No eres peor esposa por optar por la muñequita, aunque esto supongo que ya lo sabes. Trataré de decirte esto sin rodeos y lo mas finamente que pueda: hacer el amor con tu marido puede convertirte en una esclava suya. Bueno, rectifico: hacer el amor con tu marido va a convertirte en una esclava suya.

Una amiga mía me envió este correo electrónico, a los cuatro meses después de la boda con su marido: "Qué hartita estoy desde ayer! No hago mas que hacer cuentas! Parezco la secretaria del Un, dos, tres. 16 semanas -de 7 días cada una- polvete diario (échale media hora) mas los besos de buenos días, buenas noches (que no se puede saltar ni uno, el señor), mas los fines de semana que si me mete mano en el sofá... mas el tiempo que empleo en duchas extra, volverme a peinar post-coitum... en fin chica, se me va un tiempo tremendo... escribe un artículo sobre esto, anda.

Efectivamente, hacer el amor con tu marido te convierte en una pécora que aunque antes hubiera jurado que sólo lo haría los sábados por la noche, con la luz apagada, poniéndose debajo y bien calladita, acaba teniendo relaciones entre semana (llegas al día siguiente con unas ojeras espantosas a la ofi) , echando un polvete siestero el domingo sólo para que tu marido deje de incordiar (te pierdes el café con las amigas)...

Volvamos a lo de la esclavitud. Ya, ya se que esclavitud quizá suene exagerado, pero no se me ocurre ninguna otra manera de resumir lo que va a ser hacer el amor con tu marido cada vez que le apetezca los seis primeros meses después de la boda, si es que sigues las recomendaciones de la OMS (Organización de Maridos Salidos) Ésta aconseja que, al menos en este periodo de tiempo, tu marido haga el amor contigo en exclusiva y que, una vez superada esa época, sigas haciendo el amor con él de vez en cuando para complementar a la muñequita. A pesar de la recomendación de la OMS, en cuanto un marido prueba la muñequita, las esposas pasan a tener mucho mas tiempo libre. Y se alegran bastante.

Hacer el amor a demanda significa que cada vez que tu marido quiera hacer el amor, tendrás que hacerlo, sea el día de la semana que sea, estés a medio depilar, o con el esmalte de uñas ligeramente húmedo.Hacer el amor contigo o con la muñequita no cambia este hecho. La diferencia es obvia: si hace el amor con una muñequita, tu puedes dedicarte a salir, trabajar, comer, beber, despreocuparte de la hora, dormir, darte unos reflejitos...

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